domingo, 3 de febrero de 2013


LA ECOLOGÍA: UNA RAZÓN PARA EDUCAR

Hace varios años que la ECOLOGÍA ha entrado en nuestra casa. Podemos decir que ya forma parte de nuestras vidas cotidiana, pero ¿ La hemos invitado a pasar o más bien deberíamos reconocer que no nos hemos comportado como buenos anfitriones y ha tenido que entrar por la puerta de atrás ?

La ECOLOGÍA se ha convertido en los últimos tiempo en un tema de relevancia creciente dentro de las cuestiones que más importan a la opinión pública. La sostenida toma de conciencia del deterioro intencionado o no del medio ambiente sensibiliza cada vez mas a los habitantes de todas las latitudes del Planeta.
A esta tarea de concientización se suman cada vez mas instituciones privadas y públicas, y hombres y mujeres de las más diversas actividades y profesiones, lo que permite que sobre este problema nazca una nueva conciencia colectiva logrando con ello una información comprobada, ecuánime y equilibrada. Es necesario que cada ciudadano advierta que todo lo que daña a la naturaleza daña a las personas y con nuestra actitud estamos perjudicándonos.
El ser humano, como unidad ecológica es algo muy pequeño y le cuesta darse cuenta de que las dimensiones del planeta, como ecosistema global, no son tan grandes como se piensa, en realidad la TIERRA no es más que una partícula insignificante en el COSMOS.
Si pensamos en la inmensidad de los océanos, en la grandiosidad de las montañas y en la impenetrabilidad de las selvas, lo que ha conseguido el hombre con esto, es que la naturaleza quede mas pequeña.
“Lo que más diferencia al hombre de los PÁJAROS, es que estos dejan intacto el paisaje CUANDO CONSTRUYEN”
La ECOLOGIA tendrá que ser la causa de los futuros grandes cambios en el mundo en que vivimos, y por este motivo propagar esta ciencia, significa diseminar el germen que producirá tales cambios. El conocimiento nos hace tomar criterios, y el futuro del PLANETA depende del criterio de cada uno de nosotros para tomar pequeñas decisiones cada día, ya que éstas, sumadas, pueden resultar grandes acciones que solucionen graves problemas.
La COMISIÓN MUNDIAL sobre el MEDIO AMBIENTE y el DESARROLLO define:

Desarrollo Sostenible: AQUEL QUE SASTIFACE LAS NECESIDADES ACTUALES DE LA HUMANIDAD SIN COMPROMETER LA CAPACIDAD DE LAS FUTURAS GENERACIONES PARA SATISFACER SUS PROPIAS NECESIDADES.

Trabajar para lograr un desarrollo sostenible significa hacerlo para mejorar la calidad de vida de los seres humanos sin poner en peligro la capacidad de carga de los ECOSISTEMAS, que son el soporte de la vida.

En un Planeta humanizado como el actual, los procesos ambientales de todos los países están interrelacionados, no hay ninguna nación que sea autosuficiente.
Una gestión correcta del planeta que garantice la vida sostenible de manera global y el bienestar de las futuras generaciones, obliga a la Comunidad Internacional a llegar a acuerdos y compromisos que incorporen las leyes de la ECOLOGÍA y los costes ecológicos a los modelos macroeconómicos que intentan solucionar los problemas SOCIALES y ECONÓMICOS mundiales.
La ECOLOGÍA y la ECONOMÍA son dos ciencias que tratan el mismo tema desde distintos ángulos. Una trata el conocimiento de nuestra casa y la otra de su administración. Sólo tenemos una casa –LA TIERRA – y no hay ningún lugar como ella. Ni la ECOLOGÍA ni la ECONOMÍA son ciencias exactas, esta es una razón más para que vayan de la mano.

El hombre extrae materia de la TIERRA, la traslada a otros sitios, donde la elabora, y la distribuye convertida en productos que son consumidos en los lugares más diversos del PLANETA. Una vez usados, estos productos son desechados, pero más allá de lo que se haya hecho con ellos y de las condiciones en que queden, la materia de la que están compuestos perdura.
Por lo tanto, limpiar los desechos que genera el consumo no es eliminar, sino solo trasladarlos de un sitio a otro. El hombre consume materia sin tener en cuenta qué hará con los desechos.

En el Mundo de los Transportes, la Energía Eléctrica se está revelando como la mas limpia de todas las que coexisten actualmente. Sus representantes más directos son los trenes, los subtes e incluso, el viejo tranvía, que en versión actualizada, algunos países comienzan a retomar como medio de transporte público.
Los estudios ecológicos de los últimos años indican que la naturaleza es un ecosistema global que sufre profundas alteraciones a causa de la actividad humana. Cuando más irresponsable es ésta, las alteraciones son más profundas y, a veces, peligrosamente irreversibles. La actividad humana puede poner en juego la supervivencia de la humanidad misma. Por eso es impostergable que el hombre ejerza la capacidad que precisamente lo distingue de las demás especies: LA DE REFLEXIONAR SOBRE SUS ACTOS Y RECTIFICARLOS.Nada se pierde, todo se transforma. Es una vieja verdad que, antes de que la tierra se convierta en un inmenso basural, conviene llevar a la práctica. Vidrio, papel, pilas, lamparitas, ropa, muebles, goma de auto, aceite de motor, remedios caducos, latas plásticos, caños de plomo, cables y un larguísimo, infinito etcétera de desechos deben ser seleccionados y reciclados. El planeta necesita un respiro
Un solo litro de aceite usado de motores puede contaminar un millón de litros de agua. Algunos expertos consideran que el 40% de la contaminación de las aguas del mundo se debe al aceite usado por los vehículos, que es arrastrado por la acción de la lluvia hacia los ríos y mares.

ARGENTINA en 1914 tenía 105.888.400 hectáreas de masa forestales nativas; 42 años más tarde, en 1956 llegaba a 59.240.000 ha, por lo que en dicho período perdió 46.648.400 ha. a un ritmo promedio de 1.110.676 ha/año. 
Hacia 1986, este proceso continuó a un ritmo promedio de 508.000 ha./año.Tomando una tasa anual de deforestación de un millón de hectáreas por expansión de las fronteras agropecuarias y urbanas, bajo una hipótesis de simplificación ecológica; la Argentina perdería la totalidad de su patrimonio forestal en el año 2024. 

Asumiendo una tasa de destrucción de
un millón y medio de hectáreas por año, 

esta crisis sobrevendría en el año 2011.
EL AIRE ENVENENADO: Una atmósfera contaminada perjudica la salud humana altera el clima y transforma los ecosistemas.
LA DESPENSA TÓXICA: Los contaminantes metálicos del suelo y las aguas se acumulan en nuestro cuerpo a través de los alimentos que consumimos cada día.
UN RECURSO EN PELIGRO: La actividad irresponsable del ser humano contamina el agua de la lluvia, los ríos, los lagos e incluso los acuíferos del subsuelo.
“DESPUÉS DE MÍ, EL DILUVIO” Acaso pocas frases expresen mejor el comportamiento de la llamada sociedad desarrollada del SIGLO XXI, una sociedad que ha confundido desarrollo con crecimiento.

Quizás el diluvio ya llegó a algunos lugares de la TIERRA, donde las PRIMAVERAS comienzan a ser demasiado silenciosas. El tiempo de que se dispone para cambiar el ritmo de producción y el modo de vida no es ilimitado. Por lo tanto, el esfuerzo conservacionista y regenerador no puede quedar para un eterno mañana. Ante el diluvio, el paraguas no sirve.

Hacer compatible desarrollo y conservación nos exige un cambio de actitud de comportamiento individual.

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